Miembro del club BMW Monterrey asiste al Track Day de celebración del aniversario. ¿¡Sin auto!?
Impensable.
Sería como llegar a la playa sin hielera. Como llegar cenado a un buffet o salir de cacería con pistola de agua Super Soaker. No contar con carro para este evento aseguraría que iba a pasar un pésimo día. Al final de aquel domingo, antes de dormir, reflexioné en cómo había sido mi experiencia y no tenía duda del veredicto. El 3er Aniversario lo viví en felicidad plena y se ganó estadía permanente en mi baúl de buenos recuerdos. Antes de sumergirnos al evento, es importante saber el por qué de la situación en la que me encontraba y para eso nos pasamos al incio del 2019.
Pasaba poco más del año de ser propietario de un E90 325i. El auto que me introdujo a la propulsión de las ruedas correctas, a un motor de sonido melódico, a un chasis seguro tanto a 50 km/h como a 150 km/h. En pocas palabras, me dio la bienvenida a la marca BMW y a lo que representa. The ultimate driving experience.
Teniendo nula experiencia con autos donde el manejo deportivo es prioridad, al probar por primera vez mi ex – E90 superó mis (No del todo altas) expectativas. La potencia no me impactaba, pero pensé, será suficiente. La transmisión no me sorprendía, pero pensé, será suficiente. El agarre era adecuado, y pensé, será suficiente. Aquí un consejo para el lector: No hay que conformarse.
Al cabo de 1 año, conocía y controlaba a la perfección este auto. No me arrepiento de mi compra, como un BMW inicial fue más que excelente, pero yo sabía que había algo mejor que me estaba esperando. Bajo la premisa que éste era el primer escalón en la jerarquía Bávara, puse a la venta mi auto en busca del siguiente escalón. Fue el principio del 2019 cuando me contacta un cliente foráneo interesado, con ganas de regalarse mi E90 para su cumpleaños 50. Mucha seriedad en la llamada, hacía las preguntas correctas y fue una negociación efectiva. Había salido el próximo dueño de mi querido 325i; al menos eso pensaba.
Semana tras semana, mes tras mes el cliente aplazaba la fecha en la que iba a venir por el carro. No teniendo gran apuro de venderlo y pensando que lo estaba vendiendo a buen precio yo fui paciente. Al cabo de 3 meses de insistencia sin resultado, le comenté que necesitaba una prueba de que sí seguía interesado en el carro. Acto seguido recibo un deposito como separación, ya no me podía echar para atrás.
Otro mes pasa, ahora sin respuesta a mis llamadas y mensajes. Con la confusión a tope y presión que se acercaba el 3er Aniversario decidí romper el acuerdo y volver a anunciar el auto. No pasaron ni 2 horas y alguien local me pidió verlo el mismo día. La demostración fue exitosa, el color azul LeMans lucía la figura del E90 y el cliente hizo su oferta. Se acordó una revisión mecánica, la cual pasó sin problema alguno y se llevó a cavo la venta.
A tan solo semanas del Aniversario, tenía que moverme rápido. Conseguir el auto indicado, adaptarme a su comportamiento, hacerle mantenimiento preventivo y preparaciones para el track day parecía una tarea imposible a contrarreloj. Y efectivamente, fue imposible.
La realidad pegó fuerte y las 3 opciones que tenía contempladas se echaron para atrás por razones distintas. Separación de un carro por otra persona, falla mecánica de otro y venta del último antes de siquiera poder verlo. Después de días de búsqueda en estrés, acepté el hecho que no contaría con BMW para ese día.
La alarma de mi despertador y los fuertes rayos del sol me despertaron el 9 de junio. El trabajo de meses de planeación se concretaría en este singular día. Conseguí aventón de parte de uno de los miembros y llegamos justo a tiempo para la caravana del inicio. Una fila aparentemente interminable de autos con ADN alemán abriendo su paso hasta la puerta del autódromo de Monterrey.
Al llegar estacionamos los autos, se tomaron fotos y se comenzó a sentir la emoción de cada miembro. Pasando una hora fuimos a la sala donde se nos daría la plática de seguridad impartida por el piloto Juan Carlos Carmona. Un piloto que su mismo nivel de experiencia lo tiene de humildad y de actitud. Fue una gran ayuda su conferencia ya que tanto a los novatos como a los experimentados nos llenó de consejos y confianza.
Unas vueltas de orientación en el circuito y estaba todo listo para comenzar. Fuera salió el primer grupo formado por grandes íconos de la marca como M3, M4, M5, entre otros autos del club. Tomé mi lugar en las gradas acompañado por otros miembros y, como leones liberados en la selva, me asombré al ver a todas estas maravillas de la ingeniería entrar a su hábitat natural.
Entra el segundo grupo con la misma emoción que el primero. Se comparten anécdotas, experiencias y comportamientos de cada carro. Pasa igual con el tercer grupo, para continuar con la plática en la hora de la comida. Aún con calor mayor a 40 grados, aún con detalles de calentamiento de unos autos, aún con el sudor entrando a los párpados cada miembro seguía con la misma felicidad con la que llegaron.
El resto del día fue para seguir entrando a correr, algunos aprovechando la visita del piloto y pidiendo clases personales en su auto. Me tomé el tiempo de fotografiar y de comentar con los demás de su opinión sobre sus carros en circuito. Se sentía una vibra positiva inmensa, de esas que quisiéramos sentir más seguido.
Al atardecer, bajó el nivel del sol y volvieron todos descansar a los pits. Los autos enfriándose en la sombra mientras todos platicaban de su experiencia en este aniversario. De forma inesperada, uno de los miembros indica que va a volver a dar unas últimas vueltas a la pista aprovechando la ausencia de carros y de calor. Aún más inesperado, mi amigo Raúl me voltea a ver y sacando sus llaves del bolsillo me dice: “Tu también dale unas vueltas”.
Seré sincero, nunca me a gustado pedir ni usar cosas ajenas. Mucho menos un carro. Mucho menos un E46 M3. Mucho menos un E46 M3 con menos de 20mil kms. Mucho menos un E46 M3 con menos de 20mil kms y Semi-Slicks. Mucho menos ese E46 M3 con menos de 20mil kms y Semi-Slicks con el que el dueño tenía más de 12 años. Pero esta oportunidad no la iba a dejar pasar.
Decir que estaba nervioso no le hace justicia a lo que sentía el momento que saqué el carro de los pits para entrar al circuito. Sobre todo, conociendo únicamente lo que me enseñó Raúl unos minutos antes del funcionamiento de la SMG (Transmisión que me sorprendió inmensamente). Llegando a la recta, posicionando el volante al centro y dando el primer acelerón toda la angustia salió por la ventana.
El S54 cantando a coro con sus 6 cilindros hasta las 7mil RPM. La inmediatez de la dirección, la confianza al instante que sentía en su chasis y el balance inmejorable. Vuelta tras vuelta el carro y yo queríamos más. Este conjunto de metal, plástico y caucho bailaba en la pista como nunca había sentido otro auto. Cómo teniendo 15 años superó en manejo a toda la actual gama ///M es prueba de por qué el E46 M3 es la leyenda. Y lo seguirá siendo.
Una verdadera delicia en todos los sentidos, que seguía deleitando haciendo mi regreso a los pits. Mi cara me delataba completamente, ese día ese carro había creado una memoria que no se me olvidaría.
Como cierre de broche de oro, el club fue a cenar a un restaurante apropiadamente llamado “Pistones”. Ahí mismo me di cuenta de cómo algo increíble puede nacer de algo tan sencillo como un pasatiempo. La marca BMW hace autos para lograr objetivos ingenieriles, dar resultados de ventas, crecer como negocio, entre otras cosas. Lo que estoy seguro nunca tuvieron en mente al diseñar sus autos fue en las amistades tan fuertes que iban a surgir debido a ellos. Gracias a esta grandiosa marca conozco a increíbles personas, con las que e vivido anécdotas dignas de repetirse y tenido la oportunidad de manejar carros que idolatraba en mi infancia.
¿Es impensable asistir al Track Day de aniversario del club BMW de Monterrey sin auto?
Para nada.